“Cuando me bauticé, tuve que prometer que no usaría plumas.” Mi amigo James Reece me dijo esto hace algunos meses, cuando asistíamos a un retiro, y me quedé con la boca abierta. Días después me mandó una copia de su certificado bautismal, y pude ver –no estoy bromeando– que la pregunta número nueve decía: “¿Está dispuesto a seguir la regla bíblica de vestirse modestamente, y abstenerse de usar plumas?” ¡Increíble!
Reece, quien se acordaba perfectamente de esta pregunta, fue bautizado el 19 de diciembre 1936. Me di cuenta de que las “plumas”, en aquellos tiempos, eran partes ostentosas de los sombreros (y quien sabe de qué más). Me imagino que más de alguien habrá luchado durante años por conservar esa prohibición acerca de las plumas en la lista de “adornos” ostentosos, pero finalmente las plumas fueron sacadas de la lista. Si se pusieran de moda otra vez, me imagino que nadie en las juntas de la Iglesia Adventista objetaría de nuevo a las plumas.
No sólo las “normas” de la iglesia terminan siendo diferentes con el paso de las décadas; las doctrinas también se desarrollan y cambian. Muchos adventistas estarían sorprendidos al saber que los pioneros una vez pensaron que la “puerta” de la salvación estaba “cerrada” para cualquiera que no aceptara la doctrina Millerita de que Jesús regresaría en 1844. Estarían igualmente sorprendidos de que la Trinidad ni siquiera fue mencionada en las primeras declaraciones de sus Creencias Fundamentales, y de que por décadas, los líderes de la iglesia no creían necesario mandar misioneros a otras partes del mundo.
Cuando Elena de White murió en 1915, ciertos miembros de la iglesia, como Bull y Lockhart, dijeron que la iglesia había perdido su “principal medio para autorizar alguna innovación”. 1 La Sra. White apoyó la constante lucha para lograr una mejor comprensión, y mientras ella estaba viva, las conversaciones eran fluidas. Más tarde, los que quedaron se dedicaron más a conservar la visión que tenían, en vez de procurar una visión que fuera mejor y más fiel. Repentinamente, ciertas voces adventistas tomaron partido por una ética de hiper ortodoxia, que llegó como una mala gripe y detuvo toda innovación.
Los mismos escritores dicen que en los años 1960 se abrió una puerta a nuevos pensamientos e ideas. Pero en los años 80, muchos líderes Adventistas querían cerrar esa puerta nuevamente, y esto se simbolizó por medio de una declaración de 27 “Creencias Fundamentales.” Siempre he pensado que el preámbulo de ese documento es un saludable reconocimiento de que Dios quiere mantener un diálogo, y que Bull y Lockhart pasaron por alto eso. Pero tengo que admitir que muchas veces el preámbulo es ignorado. (En 1988 la Conferencia y Asociación General Ministerial, publicó un libro en el cual se exponían las Creencias Fundamentales y se dejó fuera el preambulo2).
Alguna vez sentí que esa puerta se cerraba. Al principio de los años 1990, un artículo que yo escribí acerca del significado de la muerte de Cristo, hizo que se cuestionara una palabra de entre las 120 que forman la Creencia número 9. La palabra en la cual me enfoqué ni siquiera aparece en la Escritura, pero la idea ha sido dada por sentada. Estaba mostrando un nuevo punto de vista.
Robert Folkenberg, en aquel entonces presidente de la Conferencia General, creyó que mis esfuerzos eran equivocados, y comisionó a dos de sus colegas, Calvin Rock y Humberto Rasi, para que me lo hicieran saber. Ambos hablaron conmigo, y los dos fueron corteses e insistentes. Yo necesitaba, de alguna manera, dar a conocer públicamente un cambio en la manera de pensar.
Rasi transcribió la conversación que tuvimos, y al día siguiente me dio una copia, que todavía tengo. Ya que yo no cambiaría mi modo de pensar, él estaba pidiendo que “el cuerpo de acreditación denominacional” mandara una advertencia, o un posible “estado probatorio” a la escuela que yo estaba dirigiendo.
Al final, gracias a los esfuerzos generosos de mi jefe Ralph Martin, esta amenaza no prosiguió de parte de sus autores. No pasó nada sísmico, y cualquiera hayan sido los efectos, todavía sigo siendo empleado de la denominación –y sigo teniendo una gran pasión por el Adventismo.
Pero, ¿por qué no poner una estructura defensiva alrededor de la doctrina? ¿Por qué no rechazar los desafíos? ¿Por qué no apagar todo intento de innovación?
Por un lado, el hacer esto sería burlar al Espíritu Santo. Cuando Jesús prometió a sus seguidores que seguiría con ellos por medio del Espíritu, dijo: “Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir” (Juan 16:12, 13).
Por otro lado, rechazar los desafíos contradice las primeras palabras de la declaración de las Creencias Fundamentales. Estas palabras dan la bienvenida al Espíritu Santo, e imaginan que es posible una “mejor comprensión” y un “mejor lenguaje” que el que tiene el documento mismo. De acuerdo a sus propios métodos, la declaración de Creencias Fundamentales puede ser revisada.
Finalmente, si se pusiera un foso defensivo alrededor de la estructura de la doctrina, se mataría al Adventismo.
Ninguna institución humana prospera bajo una prohibición de innovar. Acabo de leer un libro titulado Better (Mejor) escrito por el autor Gewande, acerca de cómo mejorar la ejecución de un trabajo en la medicina. El autor dice que un requisito para el cuidado efectivo de la salud es el “ingenio,” que él define como “pensar algo nuevo”. Pero eso nunca es fácil. Ni siquiera la “inteligencia superior” es suficiente. El éxito depende del “carácter”. Y ¿qué sucede cuando se tiene el carácter correcto? Que uno está dispuesto a “reconocer los errores”. Uno se rehúsa a “tapar lo malo con papel”. Uno está listo y dispuesto a “cambiar”. 3
Eso es importante para la medicina, y ese también es el espíritu que la Biblia recomienda para los seguidores de Cristo. Por la gracia de Dios uno admite sus errores y trata de crecer. La meta siempre está enfrente de uno. La innovación o cambio –por medio de la fe– es la manera natural de vivir.
Pensar es simple, sin embargo no es fácil. “El mejorar”, como dijo Gewande, “es una labor perpetua”.
Tanto en el pensamiento como en la práctica, uno puede abrazar esta labor de cambio permanente sin necesidad de decir que cualquier cosa está bien. Ninguno de nosotros tiene la última palabra en la ortodoxia, pero la ortodoxia es importante. Mi propia idea es que, al ser Adventista, uno tiene que estar de acuerdo, como mínimo, en algo como esto: En respuesta a la gracia y la paz de Cristo, y en vista de la esperanza de su regreso, prometemos que cambiaremos al mundo mediante la obediencia a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Este es solamente un punto de vista. Pero mayores conversaciones acerca de la nueva ortodoxia animarían a la iglesia. La hiper ortodoxia es resistente a la innovación, le teme al Espíritu Santo –tiene la capacidad de matar. En otras palabras, la hiper ortodoxia es el muro de Berlín que está puesto entre el presente y un mejor mañana para el Adventismo. A no ser, por supuesto, que se rompa y caiga.
Fuente: Café hispano / Spectrum magazine
Autor: Charles Scriven es presidente del Kettering College of the Medical Arts (Ohio) y es uno de los directores del Adventist Forum/SPECTRUM.
Traducción: Claudia Argueta
Edición: Enrique Espinosa
Fotografía: Caricatures of Adventists
Referencias: 1. Malcolm Bull y Keith Lockhart, Seeking a Sanctuary: Seventh-day Adventism and the American Dream, 2ª ed. (Bloomington: Indiana University Press, 2007), 105. 2. P. Gerard Damsteegt, autor principal, Seventh-day Adventists Believe…: A Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrines (Washington, D.C.: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 1988). En la tercera impresión (si no en la segunda) las palabras del preámbulo fueron restauradas –pero entre las consideraciones introductorias, y no en el lugar de honor que habían tenido, al comienzo de la declaración. En la Web, Damsteegt se identifica a sí mismo como el autor principal; el preámbulo del libro dice que él escribió las versiones iniciales de cada capítulo. Agradezco a Alden Thompson por darme estos detalles. 3. Atul Gewande, Better: A Surgeon’s Notes on Performance (New York: Henry Holt, 2007), 9.
Reece, quien se acordaba perfectamente de esta pregunta, fue bautizado el 19 de diciembre 1936. Me di cuenta de que las “plumas”, en aquellos tiempos, eran partes ostentosas de los sombreros (y quien sabe de qué más). Me imagino que más de alguien habrá luchado durante años por conservar esa prohibición acerca de las plumas en la lista de “adornos” ostentosos, pero finalmente las plumas fueron sacadas de la lista. Si se pusieran de moda otra vez, me imagino que nadie en las juntas de la Iglesia Adventista objetaría de nuevo a las plumas.
No sólo las “normas” de la iglesia terminan siendo diferentes con el paso de las décadas; las doctrinas también se desarrollan y cambian. Muchos adventistas estarían sorprendidos al saber que los pioneros una vez pensaron que la “puerta” de la salvación estaba “cerrada” para cualquiera que no aceptara la doctrina Millerita de que Jesús regresaría en 1844. Estarían igualmente sorprendidos de que la Trinidad ni siquiera fue mencionada en las primeras declaraciones de sus Creencias Fundamentales, y de que por décadas, los líderes de la iglesia no creían necesario mandar misioneros a otras partes del mundo.
Cuando Elena de White murió en 1915, ciertos miembros de la iglesia, como Bull y Lockhart, dijeron que la iglesia había perdido su “principal medio para autorizar alguna innovación”. 1 La Sra. White apoyó la constante lucha para lograr una mejor comprensión, y mientras ella estaba viva, las conversaciones eran fluidas. Más tarde, los que quedaron se dedicaron más a conservar la visión que tenían, en vez de procurar una visión que fuera mejor y más fiel. Repentinamente, ciertas voces adventistas tomaron partido por una ética de hiper ortodoxia, que llegó como una mala gripe y detuvo toda innovación.
Los mismos escritores dicen que en los años 1960 se abrió una puerta a nuevos pensamientos e ideas. Pero en los años 80, muchos líderes Adventistas querían cerrar esa puerta nuevamente, y esto se simbolizó por medio de una declaración de 27 “Creencias Fundamentales.” Siempre he pensado que el preámbulo de ese documento es un saludable reconocimiento de que Dios quiere mantener un diálogo, y que Bull y Lockhart pasaron por alto eso. Pero tengo que admitir que muchas veces el preámbulo es ignorado. (En 1988 la Conferencia y Asociación General Ministerial, publicó un libro en el cual se exponían las Creencias Fundamentales y se dejó fuera el preambulo2).
Alguna vez sentí que esa puerta se cerraba. Al principio de los años 1990, un artículo que yo escribí acerca del significado de la muerte de Cristo, hizo que se cuestionara una palabra de entre las 120 que forman la Creencia número 9. La palabra en la cual me enfoqué ni siquiera aparece en la Escritura, pero la idea ha sido dada por sentada. Estaba mostrando un nuevo punto de vista.
Robert Folkenberg, en aquel entonces presidente de la Conferencia General, creyó que mis esfuerzos eran equivocados, y comisionó a dos de sus colegas, Calvin Rock y Humberto Rasi, para que me lo hicieran saber. Ambos hablaron conmigo, y los dos fueron corteses e insistentes. Yo necesitaba, de alguna manera, dar a conocer públicamente un cambio en la manera de pensar.
Rasi transcribió la conversación que tuvimos, y al día siguiente me dio una copia, que todavía tengo. Ya que yo no cambiaría mi modo de pensar, él estaba pidiendo que “el cuerpo de acreditación denominacional” mandara una advertencia, o un posible “estado probatorio” a la escuela que yo estaba dirigiendo.
Al final, gracias a los esfuerzos generosos de mi jefe Ralph Martin, esta amenaza no prosiguió de parte de sus autores. No pasó nada sísmico, y cualquiera hayan sido los efectos, todavía sigo siendo empleado de la denominación –y sigo teniendo una gran pasión por el Adventismo.
Pero, ¿por qué no poner una estructura defensiva alrededor de la doctrina? ¿Por qué no rechazar los desafíos? ¿Por qué no apagar todo intento de innovación?
Por un lado, el hacer esto sería burlar al Espíritu Santo. Cuando Jesús prometió a sus seguidores que seguiría con ellos por medio del Espíritu, dijo: “Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir” (Juan 16:12, 13).
Por otro lado, rechazar los desafíos contradice las primeras palabras de la declaración de las Creencias Fundamentales. Estas palabras dan la bienvenida al Espíritu Santo, e imaginan que es posible una “mejor comprensión” y un “mejor lenguaje” que el que tiene el documento mismo. De acuerdo a sus propios métodos, la declaración de Creencias Fundamentales puede ser revisada.
Finalmente, si se pusiera un foso defensivo alrededor de la estructura de la doctrina, se mataría al Adventismo.
Ninguna institución humana prospera bajo una prohibición de innovar. Acabo de leer un libro titulado Better (Mejor) escrito por el autor Gewande, acerca de cómo mejorar la ejecución de un trabajo en la medicina. El autor dice que un requisito para el cuidado efectivo de la salud es el “ingenio,” que él define como “pensar algo nuevo”. Pero eso nunca es fácil. Ni siquiera la “inteligencia superior” es suficiente. El éxito depende del “carácter”. Y ¿qué sucede cuando se tiene el carácter correcto? Que uno está dispuesto a “reconocer los errores”. Uno se rehúsa a “tapar lo malo con papel”. Uno está listo y dispuesto a “cambiar”. 3
Eso es importante para la medicina, y ese también es el espíritu que la Biblia recomienda para los seguidores de Cristo. Por la gracia de Dios uno admite sus errores y trata de crecer. La meta siempre está enfrente de uno. La innovación o cambio –por medio de la fe– es la manera natural de vivir.
Pensar es simple, sin embargo no es fácil. “El mejorar”, como dijo Gewande, “es una labor perpetua”.
Tanto en el pensamiento como en la práctica, uno puede abrazar esta labor de cambio permanente sin necesidad de decir que cualquier cosa está bien. Ninguno de nosotros tiene la última palabra en la ortodoxia, pero la ortodoxia es importante. Mi propia idea es que, al ser Adventista, uno tiene que estar de acuerdo, como mínimo, en algo como esto: En respuesta a la gracia y la paz de Cristo, y en vista de la esperanza de su regreso, prometemos que cambiaremos al mundo mediante la obediencia a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Este es solamente un punto de vista. Pero mayores conversaciones acerca de la nueva ortodoxia animarían a la iglesia. La hiper ortodoxia es resistente a la innovación, le teme al Espíritu Santo –tiene la capacidad de matar. En otras palabras, la hiper ortodoxia es el muro de Berlín que está puesto entre el presente y un mejor mañana para el Adventismo. A no ser, por supuesto, que se rompa y caiga.
Fuente: Café hispano / Spectrum magazine
Autor: Charles Scriven es presidente del Kettering College of the Medical Arts (Ohio) y es uno de los directores del Adventist Forum/SPECTRUM.
Traducción: Claudia Argueta
Edición: Enrique Espinosa
Fotografía: Caricatures of Adventists
Referencias: 1. Malcolm Bull y Keith Lockhart, Seeking a Sanctuary: Seventh-day Adventism and the American Dream, 2ª ed. (Bloomington: Indiana University Press, 2007), 105. 2. P. Gerard Damsteegt, autor principal, Seventh-day Adventists Believe…: A Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrines (Washington, D.C.: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 1988). En la tercera impresión (si no en la segunda) las palabras del preámbulo fueron restauradas –pero entre las consideraciones introductorias, y no en el lugar de honor que habían tenido, al comienzo de la declaración. En la Web, Damsteegt se identifica a sí mismo como el autor principal; el preámbulo del libro dice que él escribió las versiones iniciales de cada capítulo. Agradezco a Alden Thompson por darme estos detalles. 3. Atul Gewande, Better: A Surgeon’s Notes on Performance (New York: Henry Holt, 2007), 9.
Estoy de acuerdo con que no debemos cerrarnos a los cambios.
ResponderEliminarLa iglesia los necesita. El Espíritu es quien los va ha hacer. Usando instrumentos humanos, por supuesto, según la Biblia.
El problema con el ser humano es que es pendular y podría pasar fácilmente de la hiperortodoxia a la "hiperliberalización".
Tengamos cuidado al buscar cambios, que el elemento humano sea sometido a Dios y no su antagonista.
Me preocupa la exesiva necesidad de innovar...el ¿Espiritu Santo necesita la innovacion para hacer su hobra? ¿es innovar lo que algunos buscan o el de poder justificar un Adventismo Liberar " moderno" que llegue a todos ?, no me cosidero ortodoxo, pero nuestra cultura y forma de sociabilizar debe estar sujeta a la voluntad de Dios, temo que lo debil de las normas podria generar en una suerte de " debilidad de los principios"
EliminarEl problema es ir mas allá de la palabra de Dios, el teorizar, elugubrar, añadir, distorsionar, acomodar, inventar, copiar.
ResponderEliminarToda creencia extrabiblica aunque aparente ser correcta conduce al error.
hay que ser hiperortodoxo respecto a la fe en Jesucristo. pues es facil caer como los Israelitas en los fauces de la Religiosidad, y las normas de hombres... como la prohibición de usar plumas.!!
Ser inovadores pero "seamos cuidados" no vaya ser que pasemos a ser hiper liberadores. Me parece que no ha habido discernimiento en lo que dice el autor. Mi opinion (y con casi 4 decadas de ASD) es que se relaciona "innovador" a un "inmaduro"... intelectual... Si alguien llega con algo interesante, aparecen las voces del status quo, de la zona de comfort. Y se le trata al hermano "hiperactivo" como a un adolescente (en su definicion mas cruda: inseguro, inmaduro, inconsiente, rebelde).
ResponderEliminarLa ASD ha dejado de predicar para cuidar los modos y las formas. Se hace tanto incapie en los "No" y en el denominacionismo tipo partido politico y grupo en rebeldia. Si hay un pastor que se "esta saliendo del redil" le envian a los vicepresidentes para que se "aliene" (de aleniacion, de dejar de pensar en individual y pensar en la colectividad) [Basta leer un poco de antropologia filosofica]. Si logran que el pastor agache la cara y se retracte de su "hiper" comportamiento (lease madurez de adolescente) se congratulan, le secan el sudor y se sienten contentos de defender los "intereses" de la corporacion.
Pero si el pastor no se somete, entonces el aparato juridico-legal se activado para desacreditar al pastor inquieto (hiper, con madurez de adolscente con menarca). Y el aparato editorial publica articulos sobre "los hermanos separados", "la fidelidad a Dios", "la mayordomia cristina" para mantener al pueblo alienado. Si alguien asocia este ultimo ejemplo con el pastor Gambeta, no lo cuente a sus hermanos en la fe... pueden considerarlo "separatista en potencia"
La ASD tiene grandes pensadores, algunos de ellos sobresalientes. Pero ninguno se atreve a dar el salto por el miedo al sistema, a perder su empleo, sus amistades, sus relaciones, su poder.
Una invitacion: leer un poco sobre psicologia social y antropologia filosofica (alienacion) para ver mas alla de los libros rojos. Pero una advertencia: hacerlo sigilosamente y en secreto, no vaya ser que reciba una visita de un "defensor" y le pida agachar la cabeza y retractarse.
Hiper liberadores... es verdad. Segun lo utiliza el anterior comentario. Ya que es lo mas de moda, innovar para liberalizar... no seria innovar para poder ser mas adventistas.
ResponderEliminarEl problemas es que el que piensa en la iglesia normalmente es separado. Solo se obedece, no se piensa... segun se dice ya esta todo pronto. Parece un sistema en cadena, donde ya estan las maquinas y todo se hace de la misma forma...
Si algun osado dice que se podria hacer algo de una forma distinta, seguramente como las 'maquinas' son intocables ni se venden, no se podrian adaptar. Por lo tanto muere apenas en el intento.
Ya casi 160 años en el "desierto de este mundo" y aun sin cumplir la Misión.
no entiendo a que llaman innovacion , a aceptar la doctrina catilica de la trideidad, a aceptar llavar en el pecho el logotipo con la cruz vaticana simbolo que ni siquiera es cristiano sino del culto a los muertos, presenciar como llenan las iglesias y los libros de textos de imagenes de jesus muy parecidas a las imagenes encontradas de baal, Dios no cambia si dijo no te aras imagen hace 4 mil años en que cambia hoy, en presenciar como nuestros lideres se forman en universidades cananeas, digame pastor todo eso es el mejor mañana para el adventismo.Y vendre a vosotros para juicio; y sere pronto testigo contra los hechiceros Malaq.3.5
ResponderEliminarIncreible como este Pastor utiliza el ejemplo de las "plumas" para fundamentar su idea de inovacion, hermanos queridos, no perdamos el norte, no cambiemos nuestras doctrinas con el fin de adaptar el Evangelio y de simpatizar con Iglesias Evangelicas, no olvidemos como el Señor nos ha conducido hasta aca, les dejo una pregunta. Uds creen que si nuestros pioneros incluyendo a Elena de White, vivieran en el presente se bautisarian actualmente en nuestra Iglesia??
ResponderEliminarMaranatha Hermanos.
Me parece muy buen artículo. "El hecho de no haber controversia o agitación e no debe ser considerado como evidencia concluyente de que está apegándose a la sana doctrina. Hay razón para temer que pueden no estar distinguiendo claramente entre la verdad y el error. Cuando la investigación de las Escrituras no suscita ninguna cuestión nueva, cuando no ocurre ninguna diferencia de opinión que lleve a los hombres a investigar la Biblia por sí mismos para afirmar que poseen la verdad, habrá muchos ahora, como en los tiempos antiguos, que se apegarán a la tradición, y adorarán aquello que desconocen." (Testimonies for the Church, Vol. V, pp. 706, 707).
ResponderEliminarLastimosamente los defensores de la archi ortodoxia adventista histórica, siguen allí, y no se mueven de los viejos pilares del Viejo Pacto. Nada de vino nuevo en odres nuevos...
Me parece real y fabuloso este asunto.
ResponderEliminarCuando yo me bauticé me hicieron prometer no tomar café y ahora todo el mundo toma porque es "antioxidante" y muchos hermanos de por aquí lo cultivan y viven de la comercialización del café.
Y ni que decir de la famosa bebida de cola que todo el mundo toma incluidos nuestros queridos hermanos "en la fe"que es mucho mas dañina que el café mismo por estar cargada de azúcar e ingredientes "secretos" que no son mas que aditivos adictivos. Saludos. Renovémonos en la fe.
Disculpen, puedo opinar? gracias;
ResponderEliminarLa palabra de Dios es ETERNA.
Que quizo decir el autor con eso de innovar,lo siento. El espiritu es la verdad.
Y el pacto eterno sigue siendo eterno,"del que es y que era y que ha de venir" (Apoc 1:4)
Dios no cambia. No se puede enseñar la verdad con mentiras. No veo la necesidad de tomar pensamientos del mundo para llevarlos a la iglesia adventista del 7 D.No podemos adorar a Dios como el mundo lo hace.
3totalmente deacuerdo con este ultimo comentario
ResponderEliminarmmm
ResponderEliminarEs cierto la palabra de Dios eterna y su pueblo mantiene la doctrina pura y la obediciencia a Dios no se hace una carga ,ni buscamos asemejarnos alas costumbres del mundo,primero seran las plumas luego el cafe,poco a poco el enemigo va metiendo descontento o peros y se mezcla la verdad con la mentira con la excusa de ser hiperortodoxos ,tengamos cuidado querer cambiar las doctrinas es querer ser como el mundo estas ideas que provienen de los movimientos Ecumenistas.
ResponderEliminarEl mundo ofrece muchos atractivos hoy día especialmente en el campo de la psicología y la antropologia,sin mencionarlas actividades teatrales motivadas por un espíritu innovador de musica, en donde emergen estos con el propósito de cumplir el perfecto plan maestro de satanás,segar el entendimiento en donde la razón y la lógica toman el control, en donde no hay ni tampoco se hace diferencia entre lo santo y lo profano,bajo la tea satánica,todo parece de Dios Y bueno en gran manera.El ataque es contra la correcta adoración a Dios en el lugar santísimo.Como pueblo, Dios ya lo había advertido la apostasia omega esta rampante.("Tiemblo por mi pueblo".EGW.) "Buscad las sendas antiguas." es mi gemir y clamar ante el lugar santísimo del santuario celestial en favor de mi pueblo.
ResponderEliminarNo cabe duda que al leer los comentarios aquí vertidos, no dejo de pensar en el agua y aceite, en las momias y en la madera apolillada.
ResponderEliminarSATANAS EN Su afan de destruir a la iglesia santa de dios esta metiendo modas,malas costumbre,hombresi mujeres hipocritas que no viven el sano evangelio,eso de las plumas i otras cosas es lo de menos,cuando uno anda con cristo diario aprende a a abedecer.antes me gustaba exibir mis piernas me gustaba la novelas i vivia desordenadamente ,ahora no soy perfecta paro cristo ha hecho lo que yo no podia hacer,por eso le alavo, i deseo para mi iglesia lo mejor,bendiciones que dios ilumine a todoslos quepiensan como yo.
ResponderEliminarRespeto la opinion mas no la comparto en lo absoluto, la palabra de dios es atemporal es decir eterna , y Dios eterno, que canijos se empeñan en cambiar, La doctrina de la justificacion por la fe es el centro y el pilar de la teologia adventista y el blanco de nuestra mision, dada directamente por Cristo, ocupemonos en eso ya dejen de buscarle mangas al chaleco y ponganse a trabajar , cuando lo hagan estos adventistas de escritorio habra menos debates esteriles .
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